¿Qué tan perdido puede uno andar por la vida antes de que todos se empiecen a dar cuenta?

¿Qué tanto puede uno tropezar mientras camina a tientas en un tunel sin luz y sin final?

¿De cuántas caídas uno puede levantarse sin que el mundo que se lleva encima resbale de las manos, ocupadas con el polvo del camino, y se haga pedazos?

Y ¿con qué ojos se mira a los que te siguen cuando entiendan que nunca supiste donde hacia dónde quedaba el norte?

Mejor convéncete de que esto es una pesadilla. Mejor despierta.


Y sigue caminando.